Cada jugador es un mundo, cada jugador tiene un problema...y una solución. Cada jugador es único.
El entrenador se pone al cargo de 1 equipo, con una intención, normalmente hacer ganar. Esta intención tiene muchos caminos: horas y horas analizando rivales, datos para el trabajo físico, la mejor interpretación del sistema táctico para contrarrestar al rival, y sobretodo, y la más importante, preocuparse por sus jugadores.
Podemos darles feedback positivo, negativo, reñirles, gritarles, buscar métodos de descubrimiento, sistemas globales o analíticos para mejorar un aspecto que normalmente ya cumplen...pero y porqué no te preguntas, ¿quién es ese número 8 que tienes en tú equipo? Todos sabemos su nombre, su aspecto, la manera de desenvolverse en el campo, sus recursos, su número, su apodo...pero y porqué no lo conocemos en profundidad? ¿ qué hay detrás de ese jugador que la pasa mal cuando en anterioridad lo hacia bien? o, ¿porqué no mete goles el killer? ¿qué le ocurre? ¿qué preocupaciones tiene? ¿qué problemas sufre?
Preocupémonos un poco por las personas, por nuestros jugadores, por el equipo.
Porque de no ser así, puede que llegue el día que pierdas el rumbo del equipo por exigir lo que Tú no puedes dar, porqué los jugadores no te conocerán de la misma manera que tú no conocerás a ellos, y querrás cubrir con el PODER del cargo lo que no te has ganado, la AUTORIDAD de tus jugadores, de tu Equipo.
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